(Cronica editada y rescatada del blog extinto "Hello Stranger!")
El contacto visual estaba hecho.
Ella seguía sonriendo y él de a poco le regalaba un esbozo de alegría.
Él tan guapo y ella tan frágil, aunque solo en apariencia.
Ambos cayeron al abismo del deseo, correspondiéndose las sonrisas y las miradas en medio de la gente que los arrastraba uno hacia los brazos del otro.
Ambos se detuvieron en la esquina correspondiente, frente a frente, esperando que cambiara el semáforo de color y les diera el beneplácito de estar cerca.
Pero algo malo iba a pasar.
Ella era estadounidense y él ingles y en aquellos momentos se encontraban en las atestadas y madrugadoras calles de Londres con su consabido y diabólico sistema de conducir por la derecha.
Ella no lo sabia y cruzo la calle. Él desde la otra esquina seguía atontado con su cara de corazón coronada de fucsia.
Fue un instante, en una fracción de segundo su cara se deformo y paso de la risa al estupor.
Corrió hacia ella mientras aquellos que lo rodeaban hacían lo mismo.
Se abrió paso hasta llegar donde estaba, tirada en el suelo con las piernas en un ángulo raro y sangrantes, tenia un rasguño dibujado en su frente.
Se agacho sin atreverse a tocarla, hasta que la chica abrió sus ojos y sonriendo le dijo :
- hello stranger
Para aquellos que no saben a que escena y a que película me refiero; todo ello sale en el que se considera por estos días, el “compendium” del amor moderno: “Closer”, protagonizada por Jude Law (...se me seca la boca), Julia Roberts (no es ni tan “mujer bonita” cuando le hacen un close up), Natalie Portman (definitivamente, ella es
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