February 17, 2006

Rectificar es ...

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... de sabios, por eso, comenzare a publicar y en este caso a republicar mis historias cachondas y Freaks de "Las tres Des-gracias" aqui, again.
Para Comenzar aqui les presento el primero de mis desvarios literarios

Odio el Punchi Punchi

Miro desde la ventana de la casa de Kassandra. A lo lejos el paisaje bucólico de prado verde y cerro Huaihuen me hipnotizan, tiene buena vista su casa y buena ubicación. Una potencial mina de oro urbanizada y codiciada por muchos; aun así, su padre no la vende.
Estudiamos junto a Matilda “El anarquismo”. Será una prueba coeficiente dos junto a otra materia mas de Historia Universal. No niego que sea mi materia preferida, pero el profesor es un asco, lo único que hace es sumergirnos en un mar de aburrimiento del cual el timbre para salir a recreo nos rescata como el superhéroe que nunca falla, Dios lo bendiga.
- Saben que el viernes hay una fiesta con Dj en la casa Juan Morales – dice Kassandra tirando el portaminas aun lado y captando la atención de Matilda.
- Algo escuche – sigo mirando la pampa verde del cerro – pero será en un galpón que tiene su padre, en unos de esos galpones donde guarda los camiones de transporte de fruta.
- Su primo será el Dj – comento Matilda – ese con el que pinchaste para Navidad – bajo la vista sonriendo, yo sigo mirando la pampa.
- Vas a ir Misato, ¿no te da ganas de verlo otra vez? – pregunta tanteando el terreno Kassandra con cierta sorna en su voz – digo, estuviste verde por ese compadre.
- Mmmmm ... Tu sabes que estoy en otra onda ahora.
- Si, lo sabemos, lo sabemos – dice con hastió Kassandra – ahora estas mas metida en el movimiento “cartoon girl”, nada de chicos superficiales sino de freaks amante y devotos del anime, ¿es que acaso no te cansas? Ahora solo dibujas y escuchas música japonesa.
- Te quejas de mi falta de atención hacia a ustedes o hacia mi falta de atención a todo aquello que ustedes encuentran “bueno, bonito, barato y chori”.
- Bueno – interrumpe Matilda a Kassandra que estaba dispuesta a disparar – yo no creo que estés alejándote de nosotras, sigues siendo nuestra mejor amiga, nos sigues aconsejando y escuchando como siempre, y yo personalmente no le veo el problema a que te estés haciendo fanática de la animación japonesa, es mas te apoyo, lo que haces es marcar la diferencia – termino por decir, bajando la cabeza para seguir escribiendo frenéticamente su resumen de la materia.
- ¿Y tu? – pregunto a Kassandra – ¿ya no soy tu amiga por ser una cartoon girl, ya no soy tu amiga por que no salgo tan seguido a los carretes con ustedes, por que ya no voy a rebotar y entregarme al frenesí del punchi punchi?.
- No es eso...
- ¿Que es entonces?.
Solo silencio, miro hacia el cerro recorriéndolo con la vista como lo hacia yo.
Ya sabia lo que le pasaba, se avergonzaba de mi, de tener una amiga freak, de ya no ser la super mina carretera que no se pierde ni una, que esta en todas las paradas...
- Te averguenzas de mi Kassandra, eso es lo que pasa.
- No es eso.
- ¿Y que es entonces?.
- Ya no te juntas con nosotras, todo te parece superficial y te haces la intelectual.
- Pero si ella es la mas intelectual de nosotras tres – le corto Matilde – y eso nunca te importo.
- Pero ahora es diferente y no me digas que no es así, te noto mas sumergida en ese cuestión desde a finales del año pasado, te pusiste mas extremista en todo ese cuento, no piensas en nada mas.
- ¿Y que se supone que tengo que hacer según tu?, ¿seguir las tendencias de la moda y comerme a la mitad del colegio? – digo casi gritando. Matilda dejo de escribir y me miraba, su mirada me dio fuerzas para seguir – decirte ponte tu: “No sabis na galla, conocí a un tremendo mino y que te tiene “el” cuero y unos ojos que te moris” – ironice mientras Kassandra captaba la indirecta y Matilda se había largado a reír para después callarse al ver la expresión de ira de ambas.
- Eso justamente era lo que tu también decías antes de tu “nueva pasión” – respondió Kassandra – tal cual, no se porque ahora tienes que imitarme para ironizar si solo tienes que retroceder en el tiempo.
- Es que acaso no te das cuenta que solo nos faltan dos años para terminar la Enseñanza Media y que en algún momento tenemos que mirar la vida de manera diferente, que tenemos que madurar, la vida no es eterno carrete Kassandra.
- ¿Y tu piensas que no lo se?.
- Pues eso parece.
- Pues no es así, si estoy interesada en mi futuro pa que sepas, pero no me ando atormentando como tu sobre lo que me pasara mañana, yo vivo el presente.
- Lo que a ti te duele no es que yo me haya hecho fanática de la animación japonesa – tomo un poco de aire, mis mejillas están coloradas y siento que se me seca la boca – lo que te duele es que ya no tengáis a alguien pa soportar tus idioteces y berrinches, tus rollos infantiles y tus penas de amor.
- No es así.
- Si, si lo es – le afirmo, tomando aire para continuar - Yo no he dejado de ser tu amiga Kassandra, todavía soy capaz de escucharte de verdad, como cuando éramos niñas, pero no estoy para tapar las embarradas que te mandes, ni para ir a disfrutar del Punchi Punchi y emborracharse y quedar como masa.
Ella sabia muy bien a que me refería. Cuantas veces habíamos compartido noches de carretes llenas de alcohol, minos desconocidos, moteles, rumas de cigarrillos e incluso un par de accidentes por culpa de nuestro estado etílico.
- Misato tiene razón Kassandra – dijo en voz baja la morocha, como si dudara de seguir hablando, como si nos fuera a perder a ambas en el intento – ni siquiera te acordai de la ultima vez en que salimos de fiesta y como llegamos: cayéndonos de cocidas, gracias a Dios que no estaban tus papas y nos pillaron.
- ¿Y que quieren que haga, que me convierta a algunas de sus “religiones”?.
- Lo que te tratamos de decir Kassandra, es que no todo en la vida es pasarlo de fiesta en fiesta – Matilda decidió mirar hacia el cerro al igual que yo, para después continuar – nadie te dice que dejes de salir y te diviertas, pero de un tiempo a esta parte...
- ¿Que?
- De un tiempo a esta parte, ya ni te reconocemos – le digo.
- Ni yo a ti Misato.
- Tal vez si, si he cambiado y si lo he hecho es para mejor, de eso estoy segura – hay unas nubes en el cielo. El pasto de la pampa se oscurece cuando pasa una de ellas – ya no me avergüenzo de decir a los cuatro vientos que esos “Freaks” son mis amigos, y buenos amigos, que han hecho mucho por mi.
- ¿Mas que nosotras?.
- Tal vez si, tal vez no.
- Yo siempre seré tu amiga Misato – me dice Matilda mientras acaricia mi mano, parece que va a llorar.
- Yo nunca dejare de serlo para ustedes, lo único que quiero es que me entiendan y que se den cuenta, de que en ese mundo en el cual estuve yo sumergida por mucho tiempo y del cual ustedes todavía no salen, no trae mas que malos ratos y ...
- No se como cambiaste tanto, te lo juro – Kassandra se paseaba por la salita tomándose la cabeza y mirándonos de vez en cuando – es que cualquiera que te escuchara hablar pensaría que eres Sor Teresa de Calcuta, redimida eso si – no hable, solo sonreí ante el sarcasmo, en parte era verdad: era la Santa propagadora de la fé en la animación y cultura japonesa – te morías por ese mino primo del Juan Morales, te morías, estabas verde y pensar que hasta yo lo hallaba rico, bueno sigue igual de rico.
- Pues ya lo ves, no estaba lo suficientemente verde por ese gueon – respondí enojada. Ahora entendía muchas cosas. El porque ese día de Navidad Kassandra nos había dejado tiradas a Matilda y a mi, porque por primera vez se fue temprano a casa. Ella estaba enamorada del cabron ese – por lo visto tu me ganaste, te lo dejo si quieres, ve a la fiesta y disfrútalo.
- ¿Que te pasa? – me pregunta enojada, haciéndose la que no capta.
- Lo único que te digo, es que tengas cuidado eso si.
- Lo dices de picada.
- En verdad es un consejo, porque aun te considero mi amiga Kassandra – le digo mientras recojo mis cosas para irme, ya no se puede estudiar en semejante ambiente.
- No quiero tus consejos.
- Pues te lo voy a dar igual.
- No te quiero escuchar, no te quiero escuchar – se tapo los oidos de manera infantil. Matilda seguía tirada en el piso junto a la mesita de centro.
- ¿Quieres saber porque a mi ya no me gusta ir a rebotar como lo hacia antes?.
- No me interesa tus putas explicaciones
- Ese día de Navidad, en la fiesta en que ese cabron fue Dj, esa mierda trato de violarme cuando quede borracha – vi la cara de Matilda deformarse en una expresión entre horror y asco, Kassandra dejo de taparse los oídos pero seguía mirando hacia la pampa – él y otra mierda parecida a él, logre escaparme por poco y sabes gracias a quien – no me respondió pero a través de su reflejo en el vidrio vi que sus ojos estaban agrandados por la sorpresa - gracias a mis amigos “freaks”, esos que tu tantos desprecias y basureas, por ellos fue que me salve, ellos pasaron a cachar la movida, yo ni siquiera me trataba mucho con ellos en aquel entonces como lo hago ahora, solo nos encontrábamos en las “Otaku Partys” y nada mas, pero aun así me ayudaron.
- ¿Que les hicieron? – pregunto casi en un susurro Matilda.
- Les rompieron unas cervezas en la cabeza y les dieron unas cuantas patadas, sabian Artes Marciales, uno de ellos es cinturón café.
Me acerque a la mesa y metí todos mis útiles a mi mochila rosada de Hello Kitty. Me puse mis chaqueta de cuello peludo y me iba cuando escuche un “espérame” por parte de la morocha.
Salí y la espere a la salida de la casa.
Emprendimos camino hacia la biblioteca, mas bien yo lo hacia, la morocha solo me seguía obediente.
- Ahora entiendo tu repentino odio a la disco y al punchi punchi.
- Es una mierda ese gueon Matilda, una mierda.
- Si
- Júrame que si te puedes alejar de todo eso lo vas hacer – ella solo movió la cabeza en signo de aprobación – no te digo que no te vallas de copitas...
- Si, si ya te entendí, no hablemos mas de eso – asiento con la cabeza – ¿donde vamos ahora?.
- Yo me voy a la biblioteca ¿y tu?.
- Te seguiré no mas – me sonrió mustiamente Matilda.
Caminamos hacia el paradero y esperamos el transporte. A lo lejos vimos la micro venir echando humo por su tubo de escape. Se detuvo frente a nosotras y nos recibió la sonrisa del conductor: un hombre obeso y de mirada alegre y juguetona, no picara, juguetona e infantil. Nos acomodamos en los asientos de la derecha y lo ultimo que vi, fue un aviso pegado en la garita de espera que decia:

Gran fiesta, excelente DJ, mujeres entran gratis hasta las 12: 00 de la noche...

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