November 10, 2008

Amando al “otro” Kafka



Acostumbrada como estaba a la tradición de leer clásicos nipones, me deje seducir por el mentado y a estas alturas mediático, Haruki Murakami. Quería leer con mis propios ojos, la prosa que lo ha hecho famoso y adictivo.

Lo reconozco. Mis maestros en estas lindes son Kenzaburo Oe y Yukio Mishima, sazonado con un poco de Yasunari Kawabata.

El primero mostrándome el individualismo de la sociedad y del ser humano en sí, un ente totalmente falto de moral y humanidad. El segundo en cambio, me retrataba a través de sus “odas” la alienación del mundo japonés – digo “mundo” porque para mí, Japón es “otro” mundo – y el choque cultural en el que se envolvió después de la Segunda Guerra Mundial. Y por último, Kawabata, el viejo maestro, desplegaba en sus páginas el Japón con resabios de la era Meiji, tradicional, floral y onírico, envuelto en bajas pasiones y fatales desenlaces, donde todo está impregnado de ese ambiente ascético y zen.

¿Qué esperaba de Murakami?

Todo lo que leí y me dijeron: cultura pop, contemporaneidad llevada al extremo, mundos en que rivalizan la realidad y lo fantástico en una guerra llamada “destino o fatalidad”, momentos de humor sarcástico sobre el lugar, la vida y el país.

Para iniciarme en este verdadero quilombo literario, pedí en mi biblioteca amiga “Kafka en la orilla”.

Breve resumen: Kafka Tamura, adolescente de 15 años huye de casa y de un padre que aborrece y que lo ha maldecido. Paralelamente conocemos la historia de Nakata, un simpático anciano de 60 años, que sufre de un extraño retardo intelectual, que se gana la vida buscando gatos y que puede hablar de una manera casi fluida con ellos…

Debido a diferentes acontecimientos, llamase asesinatos, inusuales lluvias, personajes icónicos del mercadeo, fantasías y sueños húmedos; ambos personajes llegan a la misma ciudad: Takamatsu. El adolescente huyendo de la desgracia y el anciano en busca de ella.

Ahora mi opinión.

Una de las cosas que me mantuvo al borde del asiento – y de la cama, ya que lo leía mayormente de noche – era la forma de mostrar al lector lo cotidiano que podían llegar a ser los hechos más disparatados y surreales que sucedían a lo largo de la novela.

Los personajes, a los que parecía superarlos la realidad no así la ficción, sufrían de la manera más cool posible, vestido con ropa de marca, escuchando la música del momento, refinándose con música clásica y haciendo de sus vidas un road movie digno del Sundance festival.

Parecían frágiles, inestables, llenos de traumas y manías, pero bellos. Tan bellos en su concepción como en su dispar mundo interior. Igualmente freaks, se mezclaban a la perfección y complementaban.

Mención aparte y personal a la pareja compuesta por Nakata y el cachondo chofer de camiones llamado Hoshino. Por alguna razón me recordaron al Quijote de la Mancha y a su servil escudero Sancho Panza.

Aunque actual en su forma narrativa, no pierde ni deja de lado la crítica social, la soledad de las grandes urbes y a la decidía en la que se sumerge la gente.

Tiene mucha referencia a las tragedias griegas, en especial a “Edipo Rey”. Cuestiona lo establecido: la estructura social, Dios (sublime momento), al Emperador, todo muy a su manera, claro.

Había momentos en que realmente no pare de reírme, debido a las extrañas situaciones y a los diálogos hilarantes con estos “iconos del mercadeo” – cuando lo lean sabrán a que me refiero – que bordeaban lo irreal y se vestían de casualidad.

Cuando me desocupe de mis lecturas obligatorias quisiera leer los otros hits de este “hijo de los tiempos” que es Murakami, que goza de la buena música, le gusta y fue dueño de un club de jazz y le encanta la serie “Lost”; como por ejemplo “Crónica del pájaro que da cuerda al mundo”, “Tokio blues”, “Sputnik, mi amor” o “la caza del carnero salvaje” y comprobar de paso si es que puedo seguir sumergiéndome en lo urbano y encontrándome con duendes y ogros vestidos de traje y corbata; zambulléndome en ese Tokio bizarro que nadie ve y que está ahí, muy cerca, en la orilla…

2 comentarios:

Dreampicker said...

Mis respetos, Eva. Me encantó. Me ha hecho pensar en Easton Ellis. Para mi, que ando en plan arcaizante, estas lecturas significan un salto cuántico. Mismo Lost. jaja.

Sigue escribiendo.

Viviana Alvarez said...

gracias, hace un tiempito que solo escribia de mi pero no hacia una critica de medios, orales, visuales o escritos y quise compartir con mis pocos lectores lo que he leido.

nos leemos y feliz cumple XD

 
Es Lo Que Hay © 2008 Template by Exotic Mommie Illustration by Dapina